viernes, 8 de mayo de 2009

EL MOVIMIENTO SINDICAL ANTE LAS NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO

En la organización de la producción y del trabajo, sus aportes a la convivencia social esta integrada al proceso de producir bienes y servicios y de forma individual a la satisfacción de necesidades primarias (sobrevivencia, reproducción). En las empresas, la gestión de recursos humanos, al mismo tiempo que se centra en el logro de las metas propuestas, también se enfoca en la satisfacción y en la convivencia de quienes integran el área de producción y que son parte fundamental para el logro de las mismas.

La asociación entre empresa y sociedad, derivada de los aportes de un sistema productivo y de los dividendos que se generan de las inversiones que realizan las mismas. En Latinoamérica, la desigualdad en la distribución de los ingresos y el acceso a los recursos colectivos, han alimentado la tensión entre empresas exitosas y sociedades en crisis. De la teoría Fordista que descalificaba el conocimiento de los trabajadores se pasa ahora a las nuevas formas de organización laboral, de cuyo fortalecimiento y constitución se originan los procesos de diálogo entre empresas y trabajadores, fortaleciendo el escenario de las relaciones de trabajo (mejores condiciones de vida y laborales para los empleados).

“No es posible en el largo plazo convivir pacíficamente en sociedades donde la exclusión va en aumento, el éxito de la convivencia social esta en dar respuesta a los excluidos”, aunque la organización de los trabajadores es una de las instituciones que se ha encargado de representar a los mas débiles, existen otros menos privilegiados, los excluidos, aquellos que no tienen empleo, y si lo tienen son mal pagados. Si bien las organizaciones de los trabajadores han tenido que someterse a constantes transformaciones, la exclusión sigue en aumento. El problema de va mas alla de los sindicatos.

La perdida de afiliados y el incremento de los excluidos, derivo en el eventual surgimiento de movimientos y protestas de las organizaciones sindicales, siendo promovida por ex-sindicalizados o antiguos trabajadores no sindicalizados. Grandes sectores de servicios como educación, salud y administración pública reportaron un mayor índice de afiliación, así como también el incremento de la feminización de la fuerza de trabajo. En Venezuela la inversión en una región de poco desarrollo laboral, en donde la existencia de sindicatos era muy limitada, la empresa Toyota adopto una fuerza de trabajo poco calificada, a la que brindo formación básica necesaria para desarrollarse en la producción. Al poco tiempo se constituyo una organización obrera, dando como resultado un sindicalismo más moderno y democrático.

La fractura del mercado laboral, donde la desconcentración de la fuerza de trabajo de grandes organizaciones a otras de menores dimensiones, es una de las mayores dificultades a las cuales se enfrenta el movimiento sindical. en un país como el nuestro, donde el nivel de desempleo es menor que el del trabajo informal, todo puede ocurrir, ya que el movimiento sindical centra sus acciones en las reivindicaciones inmediatas, referidas a sus afiliados, es decir, aquellos con empleos estables. Por lo que se han dado fuertes manifestaciones y acciones hostiles hacia el movimiento sindical por parte de los desempleados y de los trabajadores informales no organizados.

El fomento de la individualización proviene de un enfoque antisindical que contrapone el contrato individual al colectivo, ya que las políticas de recursos humanos han sido definidas atendiendo de manera individual las necesidades del personal. Para la empresa, el obrero se convierte en un potencial aporte de ideas y propuestas para el mejoramiento continuo. La asignación de responsabilidades asociadas a la confianza, mayores oportunidades para el desarrollo y la formación, son espacios que el movimiento sindical ha dejado abierto y que el empleador utiliza de manera prudente para fortalecer la individualización.

Algunas de estas estrategias y tendencias de transformación en la organización del trabajo, se estimaron que incidirían negativamente en la sindicalización, ha habido resultados que han demostrado lo contrario, al menos en el caso de la economía de servicios, la feminización de la fuerza laboral, dando lugar a una adaptación de los patrones organizativos del movimiento sindical.


EL MOVIMIENTO SINDICAL VENEZOLANO EN LA EPOCA DE LA MUNDIALIZACION: LA TRANSICION DEL “PUNTOFIJISMO” AL “BOLIVARIANISMO”

Dos de los principales problemas del movimiento sindical venezolano son:

El grave subdesarrollo de la autonomía de las organizaciones sociales frente al estado.
El importante deterioro de la democracia en las organizaciones sociales y en la vida política.

La primera etapa del sindicalismo politizado comienza en la década de los ´80 con el Congreso de Porlamar, donde los asesores de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), coincidieron en que la economía venezolana había ido hacia un capitalismo de estado y que los trabajadores y sus sindicatos debían participar como socios del estado, de esta primera etapa se propuso la necesidad de ampliar la base sindical y la creación de sindicatos nacionales por rama de industria. Pero el proyecto fracasó porque el movimiento sindical no pudo reorganizarse ni acumular fuerzas para imponer sus propuestas.

En la década de los ´90, el financiamiento de los sindicatos provenía del presupuesto público. Los condicionamientos de los cambios mundiales entran en contradicción con el esquema político y económico que sostenía el esquema sindical predominante. Nadie representaba a nadie, ni siquiera los intereses propios del estado. Los organismos financieros internacionales financiaron la reforma de la seguridad que imponían sus criterios sobre las propuestas de los equipos gubernamentales.

Durante el periodo de transición la ruina del sistema bipartidista trae como consecuencia el desajuste de los partidos tradicionales. El presidente Chávez desde su campaña electoral ha arremetido contra el movimiento sindical. Sin embargo, el esquema adoptado por la nueva constitución en la materia establece en forma amplia las bases de un régimen de libertad sindical, y lo primero que el estado debe garantizar es la autonomía sindical.

Se considera que el movimiento sindical requiere de al menos un triple enfoque; desde el punto de vista de actor social, la organización y construcción de los instrumentos que intentan representar. Desde el punto vista institucional, la relación del movimiento con otros componentes del sistema de relaciones laborales, políticos y jurídicos. Desde el punto de vista económico, su capacidad de influir en la determinación del precio de la fuerza de trabajo y en la distribución del ingreso nacional.
Pocos sujetos sociales han recibido la atención que ha merecido en nuestro continente el movimiento sindical. Sin embargo, también pocas instituciones han sufrido mayores distorsiones en su comprensión, por las limitaciones del sindicalismo en su crisis política y en su relación comunicacional con la sociedad en generaly con los trabajadores en particular.

El sindicato no es la clase trabajadora, sino un movimiento social que intenta organizarla, representar sus intereses económico-sociales y políticos. Los mecanismos político-constitucionales y las leyes laborales institucionalizan a los sindicatos, los hacen formar parte del juego político y económico, los convierten en un mecanismo de control de los trabajadores. Cuando el estado es dirigido por los mismos partidos que controlan los sindicatos aparecen los fenómenos corporativos o neocorporativos: esos sindicatos que, a pesar del discurso de representar a los trabajadores, en realidad representan el estado frente a los trabajadores. Los dirigentes sindicales adquieren conocimientos, valores, destrezas, discursos e ideologías que los diferencia de los trabajadores y los relacionan con los patronos y sus representantes, y los representantes gubernamentales.

Estamos frente a cambios substanciales que están modificando profundamente nuestra visión del mundo y nuestra sociedad y que, por supuesto, están afectando radicalmente al movimiento sindical. Un estado democrático tiene muchas formas de garantizar la representatividad sindical sin interferir en la vida interna de las organizaciones, en la elección de sus dirigentes, etc.
Si queremos democratizar y promover el movimiento sindical se puede hacer desde la organización laboral, mediante mecanismos que permitan a los trabajadores participar en la gestión de las empresas. Pero para ello hay que atravesar algunas dificultades con la contraparte social del sindicato, con las empresas y con el estado empleador, específicamente.

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